TEÓFILO AZABAL MOLINA, UN MAESTRO DE FUENTELESPINO DE HARO

Este maestro fuentelespinero ha pasado desapercibido en la historia de nuestro pueblo, hasta hace unos meses no se tenía constancia de su existencia, ha llegado la hora de darlo a conocer. Fue sin duda un adelantado a su época, y sus postulados son hoy, 100 años después, perfectamente aplicables.

 

 

Teófilo Azabal Molina nació a las 11 de la mañana del día 8 de septiembre de 1893 en la calle de la Travesía de la Iglesia de Fuentelespino de Haro (Cuenca). Hijo de Bernardino Azabal, Maestro de profesión y Anastasia Molina. Lo de Maestro lo llevaba en su sangre desde el nacimiento, no solo por ser hijo de maestro, sino porque desde muy joven ejerció frecuentemente como monitor en las escuelas que servía su padre, y según sus propias palabras: “Fui maestro porque sentía, como hoy y siempre, verdadero cariño a esta profesión”.

Con 22 años terminó la carrera de Maestro Superior en la escuela de Cuenca en el año 1914, comenzando a trabajar como maestro interino en 1915 en la escuela graduada del Hospicio de Madrid y Escuela Graduada Juan de Austria. En 1916 ganó una plaza por oposición y pasó a trabajar en la Graduada modelo Dos de Mayo, también de Madrid. Posteriormente lo hizo en el Grupo Cervantes.

Teófilo se casó con Evencia Pascual Achutegui con quien tuvo dos hijas, Matilde y Pilar, esta última también fue maestra.

Siempre destacó como maestro cumplidor, apasionado por su trabajo y reciclándose en las últimas innovaciones en la escuela y en los movimientos de renovación pedagógica de la época. Se comprometió en defensa de los niños, y no dejar a ninguno sin escolarizar, ya que veía atónito como muchos niños abandonaban prematuramente la escuela para trabajar en el campo, las necesidades de la época así lo exigían, pero don Teófilo no se quedó de brazos cruzados, por el bien de la infancia.

Partida de Nacimiento de Teófilo Azabal Molina en el Ayuntamiento de Fuentelespino de Haro

Partida de Bautismo de Teófilo Azabal Molina, en la Iglesia de Fuentelespino de Haro.

Llegó a Jerez en octubre 1925 como maestro de la Escuela Graduada Carmen Benítez, en el barrio de Santiago, encargándose de su dirección en julio de 1929. Transformó una escuela desastrosa, según sus palabras, se encontró con un caserón vacío y destrozado, con enemistades entre los maestros y despreocupación por parte de las familias de los alumnos, y la convirtió en un referente de las escuelas de Andalucía, aumentando el número de secciones y grados, y sobre todo el número de niños matriculados. Taller de carpintería, duchas, comedor y biblioteca, así como conferencias y festivales, fueron algunas de sus siempre positivas innovaciones, predicadas con su colaboración y ejemplo. También abrió las puertas de la escuela a niños sordomudos, estaba convencido de que los niños y las niñas debían desenvolverse en un ambiente de libertad en las escuelas.

Siempre tuvo en contra a los sectores más conservadores de la ciudad, incluida la iglesia católica. Don Teófilo consideraba la enseñanza religiosa como no natural, ya que manipulaba las conciencias de los niños. Por ello, se comprometió fielmente a sustituir los centros educativos religiosos por centros educativos públicos, accesibles a todos los niños de cualquier nivel social y económico, lo cual fue un grano de arena más en el rechazo que sufría.

 

Evencia Pascual Achutegui, esposa de Teófilo Azabal y su hija, Pilar Azabal Pascual

Fuente: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera

Desde su llegada a Jerez ya se reveló Teófilo como un apasionado defensor de la escuela pública. En mayo de 1929 encabezó una solicitud al Ayuntamiento, junto con otros tres compañeros pidiendo que se les subvencionara un viaje de estudios para visitar en Madrid y Barcelona un grupo de escuelas punteras en la introducción de innovaciones pedagógicas, entre ellas la conocida Escuela Baixeras de la ciudad condal, o la también conocida Escuela de la Florida de Madrid. El objetivo era aprender de lo realizado en estas escuelas para aplicarlo en el día a día de sus respectivas escuelas Jerezanas.

Ya antes de su llegada a Jerez había mostrado Azabal preocupación por su perfeccionamiento y reciclaje profesional. Le fueron denegadas dos becas por parte de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) para viajar al extranjero, pero al fin en 1935 logró viajar a Bélgica, Holanda y Francia gracias a una de estas ayudas.

Republicano, socialista, sindicalista y masón, llegó a ser nombrado presidente de la Agrupación Socialista local en enero de 1933 con Retamero a su lado como secretario.

La bien ganada fama de Teófilo como maestro innovador culminó en su nombramiento en 1933 como Maestro-Inspector, debido a los cambios introducidos por la II República en la organización de la Inspección Escolar. Entre sus funciones, era responsable de velar para que las directrices emanadas desde los diferentes órganos republicanos de gobierno en cuanto a la aplicación del principio de laicidad en las escuelas, según lo establecido en el artículo 48 de la Constitución republicana, se cumplieran. El desempeño de esta función, además de su personal defensa a ultranza de este mismo principio de laicidad en las escuelas y de la escuela pública le creó aún más enemigos poderosos, pero él siempre se mostró firme a sus ideas.

Para la iglesia jerezana y los sectores políticos católicos conservadores Azabal se convertía así en una figura odiada, en un “enemigo temible” sobre el que se vertieron todo tipo de mentiras e infamias y se fue organizando una campaña de descrédito personal cuyo objetivo no era otro que atacar las medidas que en materia educativa venían desarrollando los gobiernos republicanos al menos durante el primer bienio.

El sacerdote Corona Humanes arremetió duramente contra Azabal, emitiendo un informe muy desfavorable sobre él, acusándolo de incitar a la afiliación al sindicato FTE de UGT,  y de obligar a los niños a cantar la Internacional y el himno del Riego en el patio del colegio.

En el inicio de la Guerra Civil Española, la ciudad cae en manos de los militares nacionales sublevados encabezados por el comandante Salvador Arizón Mejías, y el día 21 de Julio de 1936 Teófilo fue detenido y encarcelado en la prisión de partido de Jerez. Aunque existe alguna teoría diferente, lo más probable es que allí, en la soledad de su celda, recibió la noticia del fallecimiento por causas naturales de su hija Matilde de 14 años, víctima de una peritonitis tuberculosa, lo cual fue un duro golpe para él. No le fue permitido asistir al entierro. Días más tarde, su esposa y su hija Pilar fueron obligadas a abandonar la casa en la que residían dentro del colegio.

El día 12 de agosto, desde la prisión, seguramente augurando cuál sería su próximo final, escribía al ayuntamiento solicitando que se le concediera a la familia la compra de la sepultura que desde el día anterior ocupaba el cadáver de su adolescente hija Matilde. Confiaba en que su propio cuerpo descansara en el mismo lugar que en que descansaban los restos de su querida hija. No fue así.

Según varios testigos, Teófilo fue arrojado por las murallas del alcázar, quedando gravemente herido, para posteriormente ser fusilado un día de agosto de 1936, siendo sus restos arrojados a una fosa común del antiguo cementerio de Santo Domingo, a día de hoy sin identificar.

Dejó un ejemplo insuperable de vocación a la enseñanza, de trabajo bien hecho y de honradez. El pueblo de Jerez le agradeció su obra poniendo su nombre a una plaza de la localidad.

 

Plaza del Maestro Teófilo Azabal en Jerez de la Frontera

 Artículo realizado para la revista Terra Fari por Antonio J. Carrascosa Jiménez (golorock).

 Fuentes: La voz del sur. Maestros de la República; Mª Antonia Iglesias y Pepe García Cabrera.

 

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